Sinopsis

Kat tiene una vida normal. Solo una cosa no cuadra en ella: su nuevo vecino, Ethan Mckenzie.
Luego del accidente con su hermana Liz, todo apunta hacia Ethan. Él guarda un enorme secreto y ella esta dispuesta a descubrirlo.
Aunque eso implique un gran riesgo...
Las playas de Australia, con su interminable sol y sus codiciadas olas, serán testigos de la mayor aventura que pueden vivir dos jovenes con un romance peligroso.

martes, 23 de octubre de 2012

Capitulo 1: tercera parte.



¡CRASH!
Escuche el sonido de los vidrios al romperse y los sentí clavándose en mis piernas que solo tenían una pollera blanca. Sentí la mano de Liz agarrada fuertemente a la mía, intentando no soltarse por nada del mundo.
Grité su nombre y ella el mío, pero nada nos detenía. La música de Elvis sonaba alegremente en el fondo, pero la escena era todo lo contrario.
El coche con luces blancas que se había cruzado se alejaba mostrando solo dos luces rojas de la parte trasera.
Nuestra camioneta giraba y giraba, sin detenerse. Nada la paraba. El cinturón comenzó a soltarse, el airbag del conductor explotó al mismo tiempo que el del acompañante y dos bolsas de protección hicieron que no pudiera ver nada más.
Ya no escuchaba a Liz gritando mi nombre. Sin embargo yo seguía gritando el suyo.
Las lágrimas, los gritos, la agonía y la falta de aire se apoderaron de mí. Todo era oscuro y no distinguí nada, salvo el ruido del metal al golpearse.
Tenía miedo. Mucho miedo.
Sentí el cinturón de seguridad soltándose, hasta que solo fue una tira de tela rota colgando de lo que parecía ser una puerta. De pronto se abrió y yo, con todas mis fuerzas, intente sostenerme del tablero de la camioneta o de cualquier cosa que me sirviera, pero la fuerza de la gravedad era mayor. Mucho mayor.
Caí en algo parecido a la tierra, pero el ruido de la camioneta seguía cerca mío, tan fuerte y potente como al principio. Pedazos de vidrio estaban esparcidos por el suelo y clavados en mi ropa manchada de sangre.
De repente, el ruido se detuvo y todo quedó a oscuras. La camioneta se había detenido. Yo estaba recostada en el piso boca abajo, intentando respirar con todas mis fuerzas. Era el momento más horrible de toda mi vida. No quería cerrar los ojos para ver si lograba encontrar a Liz, pero no podía ver nada con la noche que había caído.
Luego, de la nada, un resplandor naranja salió de la camioneta. El fuego estaba iniciando dentro, por algún cortocircuito o falla mecánica luego de los golpes.
   -¡LIZ!- grité con todas las fuerzas que tenía, mientras aún estaba tumbada en el suelo- ¡ELIZABETH!- volví a chillar, las lagrimas salían de mí como una cascada. Me sentía sucia, llena de sangre, cansada, adolorida y aterrada. No sabía qué hacer.
Como pude, intenté levantarme. Hacía apenas diez segundos, estaba en la carretera conduciendo felizmente a mi hogar. Ahora estaba en ese infierno.
Levanté la vista, intentando ver qué era lo que estaba sucediendo, muerta de miedo, temblando y presa del pánico. ¿Qué estaba pasando? A lo lejos divisé una sombra caminando detrás de las llamas. Tal vez era Liz. Tal vez estaba ilesa. Tal vez estaba allí para ayudarme.
 Esperanzada, gemí su nombre con todas mis fuerzas, pero la adrenalina del momento hacía que todo me exigiera el doble de esfuerzo. No estoy segura de qué era aquello que caminaba en la escena, pero puedo jurar que tenía forma humana, mas bien, de hombre. El pelo no era largo, caminaba de una manera muy segura, como si supiera exactamente por donde debía pisar y por donde no. Era alto, esbelto y no muy corpulento. No sé qué fue lo que esa cosa intentaba decirme, pero alzó uno de los brazos y luego lo bajó señalando algo.
Me puse de pie a duras penas, mientras el fuego se propagaba en el interior de la camioneta. Debía encontrar a mi hermana. Liz estaba en algún lado, tal vez, dentro del incendio.
Yo no estaba muy lejos, me acerque un poco pero no la encontré. “¿Dónde estás Liz?” pensé desesperadamente. Recorrí los alrededores de la camioneta pero nada. No la encontraba.
   -Kat.
Escuché el gemido que susurraba mi nombre a unos metros de donde me encontraba. Justo donde la silueta había estado hacía unos pocos minutos. Con la luz que propagaba el fuego, logré distinguir un bulto en la oscuridad. Corrí con una fuerza “sobrehumana” dadas las circunstancias y me arrodille junto a ella con la cascada aún cayendo sobre mi rosto. Debía llamar a alguien rápido.
Me di cuenta que Liz estaba mucho mas cubierta de sangre de lo que yo estaba. Su rostro estaba rojo completamente, como en una película de terror, si no hubiese sabido que ella era Liz Cooper, tranquilamente podía parecer otra persona. Estaba llorando de dolor, con las piernas estiradas y boca abajo. Hacía un enorme esfuerzo por respirar y parecía que una de sus piernas estaba quebrada por la posición en que la tenía.
En ese momento, fue como si la adrenalina por no encontrarla hubiera desaparecido. Los dolores aparecieron en mi cuerpo como fantasmas. De repente no podía mantenerme erguida, necesitaba acostarme, no tenía más fuerzas.
  -Kat, sé fuerte- sentí la voz de alguien a mi lado, no sabía si esa era Liz porque estaba con los ojos cerrados, pero nuevamente, me pareció que era un hombre.
Apoyé mi cabeza junto a la de mi hermana y en un susurro le pedí que resistiera, que ella siempre hubiera sido mucho más fuerte que yo. No sabía si me había escuchado, pues había cerrado los ojos. No pude volver a repetirlo, no tenía fuerzas suficientes.
Tomé la mano de Liz y cerré mis ojos también, mientras sentía voces a nuestro alrededor. Supuse que los testigos que estaban en la ruta, llamarían a emergencias. Yo ya no podía hacer nada.
Inmediatamente, caí en lo que hasta ahora fue, el sueño más profundo de toda mi vida.

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