Caminamos por la playa dejando el coche en el estacionamiento del restaurante. En poco tiempo, llegamos a nuestro lugar favorito. Una zona en la que generalmente había gente joven, Brianna lo adoraba.
Nos recostamos en la arena sobre unas mantas
verdes manzana que ella había llevado. Me puse mis lentes de sol y me quedé
mirando las tablas que desaparecían en las enormes olas. La tarde era perfecta,
la primavera hacía que estuviéramos llenos de días como aquel.
A un costado nuestro, había un grupo de
chicos jugando vóley en la arena, según Brianna, eran súper “monos”. Detrás, se
encontraba un pequeño parador con paredes hechas de troncos de árboles, que
siempre tenía gente tomando jugos tropicales o comiendo nachos mexicanos.
Algunas veces, Liz, Brianna y yo, habíamos
ido a tomar juegos. A mi hermana le encantaba el coco y en aquel lugar servían
los jugos de frutas en carcasas de cocos, con pequeños paragüitas de colores
atados en las pajitas.
A mí me gustaban unos licuados de mango que
preparaban con frutillas de papel que se enganchaban en el borde del vaso; y
Brianna prefería otros de hielo picado, pulpa de frutillas y colorante rojo que
se servían en vasos descartables de colores, con azúcar pegada en el borde.
-Quiero
esos de frutillas, ¿te invito el de mago explosivo?
-Me
has leído la mente.
Miré a Brianna mientras se alejaba hacía el
mini bar y eché un pequeño vistazo al estacionamiento de la playa. Recordé que
habíamos dejado el coche en Sorrento. Me puse a ver si, tal vez, encontraba el
auto de alguien conocido, pero en su lugar solo vi el Jeep CHEROKEE rojo que
había frente al restaurante.
Seguramente era una coincidencia, tal vez era
alguien que estaba en la paya repleta de gente. Por detrás de mi hombro,
intenté mirar disimuladamente para ver si reconocía a alguien que estaba junto
a nuestras mesas. Pero ningún rostro me parecía conocido, por lo general, cada
cara quedaba grabada en mi mente. Pero no aquella tarde.
En pocos minutos, Brianna apareció con un
vaso de “mango explosivo” en una mano y otro de “frescura natural”.
-¿Se
puede saber a quién miras tanto, acaso buscas a alguien?
-El
Jeep rojo que estaba en Sorrento está aquí también.
-Sí,
y el problema es…
-No
sé, pero ¿no nos estarán siguiendo?
-Por
favor Kat- acomodó los anteojos y bebió un poco de jugo- es una persona con
tanto tiempo libre como para seguir a dos chicas un sábado por la tarde.
Señor/señora, necesita una vida ¡ya!
-No
es eso, pero es… extraño.
- Yo
creo que estás paranoica, agarra el vaso, mira los chicos y disfruta de la
tarde.
Hice caso a los consejos de Brianna,
seguramente estaba enloqueciendo por el estrés y la cantidad de cosas que
pasaban por mi mente.
Hola Escritora! Dejo este comentario para decirte que siento no haberme pasado a leer tu novela pero he estado muy ocupada con los exámenes y apenas he tenido tiempo libre.
ResponderEliminarPero como ya han terminado, me voy a leer todos los capítulos que has publicado, a si que en cuanto los lea, te digo qué me han parecido!
un beso
¡Hola! Estás nominada a un tag en mi blog:
ResponderEliminarhttp://iinmyworldandyourinyours.blogspot.com.es/2012/12/nominada-un-tag.html
Un beso :D